Sobre las 11.45 de la mañana, el día 13 de septiembre de 1982, el DC-10 de la compañía española Spantax, con matricula EC-DEG, se encontraba en la cabecera de la pista de despegue del aeropuerto de Malaga. El avión procedía de Madrid y se dirigía a Nueva York. La torre de control autorizó el despegue. El comaandante empezó la maniobra, todo estaba bien.
Entonces el avión empezó a ganar velocidad, cuando todo indicaba que el despegue iba bien, de repente, el comandante empezó a notar unas extrañas vibraciones en la cabina, vibraciones que fueron en aumento. El comandante no sabía aún que la rueda derecha del tren delantero perdía trozos de la banda de rodadura, pero su sensación era que algo no iba bien.
Cuando el morro empezó a levantarse las vibraciones se intensificaron aún más y el comandante decidió abortar el despegue. Empezó a frenar el avión por todos los sistemas posibles, pero este no se detuvo. El DC-10 agotó la pista, entró en un campo de tierra colindante que bordea al aeropuerto, su motor izquierdo se desprendió al cochar contra un localizador de ayuda a la navegación, atravesó la autovía que une Málaga y Cádiz y entro en unos viveros. Antes de detenerse, el ala derecha colisionó con una caseta, esta se desprendió derramando combustible y el avión comenzó a incendiarse.
Murieron 53 personas. Había 380 pasajeros a bordo y 13 tripulantes.
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